Platiquemos pues

La gente se preocupa demás. Hay veces que simplemente se toman demasiado en serio. Pero hoy no quiero platicar de nada de eso.

De hecho… creo que ya no tengo ganas de platicar.

Ya será para la otra.

Les aseguro que así quería dejar esta entrada; pero me arrepentí en cuestión de segundos. Platiquemos pues.

Durante toda mi vida he hecho énfasis en el concepto de la simplicidad. Es una idea que definitivamente no todos comparten; sin embargo siempre he sentido que tiene bastante potencial. Lamentablemente muchos confunden lo simple con lo bobo, lo estúpido, lo “fácil”.

La simplicidad es un concepto de diseño. Tiene la intención de eliminar lo que no solamente es innecesario; si no que perjudica por el simple hecho de estorbar. Palabras, descripciones y composiciones que atiborran un texto sin más intención que pretender una complejidad de fondo inexistente.

Hay veces que la misma intención carece de esa sencillez… de esa humildad. Y desde ahí surgen los problemas. Es válido exagerar ciertos aspectos de la vida y el oficio. Los recursos son para utilizarse; pero no por el hecho de que están ahí; sino por la simple razón de que se necesitan. Y entonces nos pasamos a la cuestión de enfoque.

Pero no teman, que de los problemas el menor. No traten de reflejar eso mismo que pretenden proyectar; porque ahí es donde se pierde el foco, la luz y el ángulo. Simplemente utilicen lo que hay para expresar lo que quieren. No más, no menos.

Hoy quedó más corto que simple. No siempre se gana.