Un fin de semana de lecciones y sabiduría

Hay algo especial en esos días que simplemente los hace el centro de muchas lecciones de vida. Independientemente si seas un estudiante, profesionista, ama de casa o un vagazo de corazón; el fin de semana siempre tiene algo para todos.

Este sábado pasado festeje de forma tranquila, tradicional y adelantada mi vigésimo cuarto aniversario. Rodeado de buenas amistades acordamos en la ya acostumbrada carne asada/excusa para tomar. Primero que nada quiero recalcar que estos tres meses de vacaciones no planeadas me han hecho un alcohólico de primera. Prueba latente de ello es que las lecciones de sabiduría que estoy a punto de compartir vienen directamente de esa situación.

Me considero un fan de esa bebida coquetona llamada ABC. Su creativo nombre proviene de las siglas de los licores que la componen.

Amaretto

Baileys (aka crema irlandesa)

Coñac

El “trago” (como diría una personita corriente que de seguro va a leer esto) se sirve cuidadosamente en un “caballito” o recipiente diseñado para el “not mom-approved but totally kid tested” shot. Con la ayuda de una cucharita se evita que se mezclen los componentes de la bebida dando como resultado un estético brebaje de tintes otoñales.

En pocas palabras, una delicia.

Pero todo tiene un lado tenebroso. En único problema con la mecánica descrita anteriormente es que en caso de no contar de entrada con los ingredientes requeridos, el adquirirlos es un claro atentado contra la economía familiar. Pero era día de fiesta y no escatimaríamos en gastos ¿O sí?

El Baileys es irremplazable, El comprar alguna otra marca de crema irlandesa arruinaría el acróstico. Luego continuamos con el Coñac. Aquí las opciones son pocas también. ¿Por qué? Porque no voy a comprar una botella de entre $2500-$15000 pesos para mezclarla con estupideces. Por lo tanto me voy al rango más bajo donde el confiable Courvoisier econo versión se encuentra disponible.

Finalmente llegamos a la parte del Amaretto. Debo admitir que realmente no soy fanático de la bebida, pero su rol en ésta historia era indispensable. Al haber tenido ya que comprar partes B y C de calidad ; supusimos que el “ahorrarnos” un poco de dinero en la compara del Amaretto era lo ideal.

Pero todo en esta vida se paga… especialmente el comprar Amaretto “cachifo”.

Varias horas después ya nos encontrábamos disfrutando de deliciosa comida, la derrota de la selección mexicana y un poco de tequila cuando llegó la hora de servir los ABCs. Aquí es importante mencionar que mi buen amigo “Kab” es coleccionador de caballitos. Y entre los de uso normal tiene unos que aparentemente fueron diseñados para gente con problemas de alcoholismo dado su obsceno tamaño.

Pero no nos importo. Ya era tarde para que nos importara. Y así, las rondas de esa “coqueta” bebida comenzaron. Pero eventual mente la “A” volvería de entre la tumba a golpearnos en la nuca.

Delays: When things happen… eventually

Y así sucedió. Nuestro estómago pagó caro y con creces el ingerir Amaretto barato. Si a eso le aunamos pastel, carne, tequila, Carl’s Jr, brinquitos (!) y sobras del Sierra Madre; déjenme decirles que como resultado tenemos una valiosa lección de vida. Aprendan de ella muchachos… aprendan de ella.