Primero que nada (¿algo?) les extiendo un cordial saludo. Segundo, quisiera disculparme por haber “perdido el ritmo” con el que escribo por esto lares. El caso es que simplemente a veces me faltan los temas, la inspiración y últimamente el tiempo. Ya disculparán por las excusas genéricas pero las cosas tal y como son.
Nuevamente escribo con la intención de cerrar un excelente pero cansado fin de semana. En estos días tuve la oportunidad de convivir amenamente con mis “camaradas” y al mismo tiempo disfrutar de dos madrugadas de fiesta musical inolvidable.
Como nunca, un par de artistas reconocidos (en el mundo del psytrance), decidieron venir a las lejanas y exóticas tierras de Monterrey el mismo fin de semana. Siendo el vago que soy yo también tuve la oportunidad y las ganas de irlos a ver a ambos. Hace ya tiempo que no asistía a un “rave” de forma que fue como una bocanada de aire fresco en mí, de otra forma, moderadamente sosa existencia.
El viernes, de manera inusual, conté con la compañía de mi gran amigo “Kab”. Es claro que la música electrónica es un gusto adquirido, y por lo tanto un número mínimo (1) de mis amigos estaría dispuesto a venir conmigo a un evento musical de éste género. Por lo tanto, fue genial compartir los locos y agresivos sonidos de C.P.U. con la eufórica actitud del ya mencionado compañero.
El sábado asistí por mi parte a ver a Vibre Tribe en un “parque ecológico” que tenemos por aquí llamado la Huasteca. Fue ahí donde me di cuenta de que independientemente del gusto musical, la verdad si es complicado introducir a la gente al tan satanizado concepto del “rave”.
Lamentablemente es la verdad… no son eventos accesibles. Qué más quisiera yo poder llevar a cualquiera de mis amistades y confiar en que se la van a pasar de lujo… pero la realidad es otra. Es posible que la mayoría no disfrute del evento. De mi apresurado análisis concluí lo siguiente:
Para ir a un rave tienes que tener una de las siguientes características:
1. Un amor y una pasión incondicional al tipo de música que se toca.
2. Una afición por algún tipo de droga psicoactiva.
3. Una personalidad extremadamente relajada (Es decir… que todo te valga un kilo…)
4. Una combinación de todas las anteriores.
Es simplemente demasiado pedirle a alguien, que no cuente con ninguna de las características antes mencionadas, que se mantenga entretenido y bailando de 3 a 9 de la mañana en una terregosa quinta pérdida en las montañas al ensordecedor sonido de la música electrónica.
Lo cual es una lástima, pues no me permite compartir ese número 1 que yo tengo hacia el psytrance con la gente que quiero (awwwww). Y aunque el ir solo me produce una excelente catarsis musical y existencial, a veces me gustaría poder compartir ese sentimiento con alguien más.
Ah sí… lo del fuego es porque había mucha gente jugando con él: