Friday, April 17, 2009

Perdiendo el tiempo

Justo hoy, hace algunas horas, termine de ver con unos amigos la aclamada serie “Neon Genesis Evangelion”. En total, sus 26 episodios y la película final tomaron cerca de 10 horas de mi vida. De igual forma cabe mencionar que ésta es probablemente la tercera o cuarta vez que he visto la serie completa.

Muchos considerarían lo anterior una terrible perdida de tiempo. Un injustificable desperdicio de ese recurso tan preciado. Sin embargo… yo no lo pienso así. Independientemente del placer de compartir los temas y el contenido de esa interesante obra con mis amigos; el repasar nuevamente las ideas que expone la serie y reencontrarles significado personal le da un sentido a esa “pérdida” de tiempo.

Y lo anterior es tan solo parte de una filosofía personal en torno a la diversión y esparcimiento. Muchas personas no pueden estar un día… o un momento sin hacer nada. No pueden sentarse y dejarse llevar por la inactividad. Les es imposible superar la idea de que su tiempo lo están “desperdiciando”.

Yo conozco a gente así…

Pero la verdad (entre otras cosas) es que la utilidad o productividad de nuestras acciones no es la medida absoluta del aprovechamiento del tiempo. Y el entender lo anterior es necesario para poder disfrutar de una caminata sin sentido, un viaje en automóvil, una tarde escuchando música o una semana leyendo ese mismo libro una vez más.

El valor del tiempo es abstracto y claramente individual; pero la vida no se justifica en utilitarismos. Muchas veces la felicidad no ésta ligada a un “aprovechamiento” del tiempo, si no a esa capacidad de entenderlo y disfrutarlo.

Thursday, April 9, 2009

El lenguaje: herramienta y limitante

¿Qué tan fácil es expresar lo que realmente vivimos? ¿De qué manera comunicamos nuestras experiencias, conocimientos… y sentimientos? ¿Hasta qué grado nos damos realmente a entender?

Las respuestas generales a lo anterior pueden ser simples, hasta cierto punto. Mediante la utilización del lenguaje, en todas sus formas y modalidades, nos es posible expresar y comunicar una gama casi infinita de información. La facilidad o complejidad de dicha tarea es dependiente de varios factores, incluyendo el contenido de la realidad que se pretende comunicar y las circunstancias en las que se hace.

En sí, el lenguaje es una poderosa herramienta mediante la cual comunicamos nuestra interpretación de la realidad a quienes nos rodean. Mediante su utilización transmitimos esa información que para nosotros es tan evidente. Sin embargo, dentro de su utilidad existen también una gran cantidad de limitantes.

El lenguaje es un medio, en donde las experiencias puras de nuestra realidad toman forma y significación para otros. Más, al llevar a cabo éste proceso, las singularidades y características del conocimiento que se expresa se ven afectadas; y no es aventurado decir que parte de esa realidad se pierde o queda “limitada”.

Lo que comunicamos nunca podrá emular de forma completa la realidad de esa experiencia que se pretende transmitir; sin embargo mediante nuestra intencionalidad delimitamos los puntos calves de dicha experiencia y comunicamos su importancia en términos comprensibles y de una u otra manera, accesibles.

La calidad del mensaje y el grado hasta cual éste da a entender lo que queremos comunicar depende en gran parte de la habilidad del transmisor en cuanto a la utilización del lenguaje. El condensar la realidad experimentada en palabras, signos y gestos es un oficio fino, delicado y casi artístico. Sin embargo, incluso cerca de la perfección, es imposible que éste reproduzca esa realidad sin pérdidas ni limitantes.

No importan cuantas veces intentemos expresar ese cálido sentimiento que nos produce una melodía; esa ira incondicional que sentimos en torno a alguna injusticia; ese hermoso amanecer que presenciamos en las montañas; o esa realización intelectual que por fin alcanzamos… el receptor de nuestro mensaje nunca podrá experimentar exactamente eso que pretendemos comunicar.

Aún así, lo anterior no debe causar desánimo o desazón. Esas son las particularidades del lenguaje, y es por ello que su influencia en la razón, la conciencia y el conocimiento es de tanta importancia para la filosofía en general. Así como sus limitantes han sido muchas veces las causantes de confusión, desacuerdo y caos; su rol y utilidad han permitido el avance del hombre en el ámbito social, cultural, científico y filosófico.

La realidad es mayormente individual; y su percepción e interpretación siempre se encontrarán limitadas. Sin embargo, al entender el rol e influencia de dichas limitantes, como lo es el lenguaje, podemos poco a poco comprender la realidad que nos rodea y aumentar el grado de certidumbre y lucidez que tenemos de ésta.